LA ENFERMEDAD

DEFINICIÓN

La Enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia más compleja y frecuente, que incide drásticamente en la vida del paciente y sus familiares. Produce un deterioro progresivo del cerebro de la persona afectada. La enfermedad de Alzheimer es la cuarta causa de mortalidad en el mundo, después del cáncer, las enfermedades coronarias y los accidentes cerebrovasculares. En España entre 400.000 y 700.000 personas padecen esta enfermedad. La causa determinante de la enfermedad es aún un misterio, al igual que las vacunas o tratamientos definitivos, aunque las últimas investigaciones revelan numerosos resultados con tratamientos farmacológicos para frenar el deterioro, todos ellos efectivos. En los últimos diez años las investigaciones sobre la enfermedad de Alzheimer se han disparado debido a su gran impacto social. A pesar de las interrogantes que plantea la enfermedad de Alzheimer, pretendemos proporcionar toda la información reciente que salga y facilitar la compresión y entendimiento sobre la enfermedad y sus consecuencias.

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  En Noviembre de 1901 ingresó en el hospital de Francfurt Augusta D, una paciente de 51 años de edad que presentaba un cuadro demencial con pérdida de memoria, desorientación en el tiempo y en el espacio…Todo comenzó con un delirio de celos con su esposo, ante la importancia que había tomado el tema se ingresó en el hospital. Alois Alzheimer fue el médico que la trató hasta su muerte en 1906. Fue entonces cuando Alois Alzheimer le practicó la autopsia e identificó tres signos distintos y muy llamativos nunca antes descubiertos; observó en las neuronas de la paciente cantidades desmesuradas de ovillos neurofibrilares y placas seniles al igual que una destrucción y degeneración de la masa encefálica. Estos resultados se publicaron al año siguiente con el título «Una enfermedad grave característica de la corteza cerebral». La denominación de este cuadro clínico como Enfermedad de Alzheimer fue descrita por Kraepelin en 1910.

  La Enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia más común. Entendemos por demencia el declinar de las funciones intelectuales del paciente, si lo comparamos con el nivel de funciones que tenía anteriormente. La enfermedad de Alzheimer tiene una causa orgánica con lesiones cerebrales, caracterizada por la destrucción progresivas de neuronas y constituye un proceso degenerativo en todos los niveles de funcionamiento del enfermo tanto mental, físico y social, respondiendo al acusado deterioro cognitivo o intelectual, conductual o motor El inicio de la enfermedad va a ser, por regla general, de tipo insidioso (lento) y progresivo. Al principio se muestran síntomas tan poco evidentes, que a menudo pasan desapercibidos tanto para el propio enfermo como para sus familiares. Esto junto con una estereotipada atribución de los procesos normales del envejecimiento hacen difícil su detección precoz.

CAUSAS Y EFECTOS

El origen de la enfermedad es multifactorial, se debe a un conjunto de factores que se unen para provocar tal altereción neuronal. La causa determinante no se conoce con fiabilidad, se manejan numerosas hipótesis como las genéticas, infecciosas, tóxicas y las implicadas en la neurotransmision, pero ninguna de ellas concluyentes. Se ha estado estudiando los factores que explican el deterioro del cerebro, lo cuál no justifica la EA, sino su influencia en el proceso de la degeneración progresiva de las células cerebrales.

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  1. Edad. El 70% de los casos de Alzheimer tienen más de 65 años, a mayor edad se multiplican las probabilidades de padecer la EA.
  2. Herencia a nivel de alteración cromosómica. Al menos el 1% de los EA han tenido familiares con la enfermedad.
  3. Alteración genética, al menos de los genes 1, 14 o 21, actualmente se están estudiando indicios de mutaciones autosómicas en el gen 14 de la muestra de enfermos de Alzheimer.
  4. Trauma cranoencefálico, altera y destruye neuronas pudiendo provocar EA.
  5. Daño circulatorio cerebral como trombosis o isquemias, multiplica en 20 la severidad de los síntomas de la EA.
  6. Acumulación de radicales libres, los cuales pueden provocar muerte celular.
  7. Inflamación cerebral, puede destruir las neuronas aumentando la predisposición a la EA
  8. Sexo, la EA se asocia con una mayor prevalencia en las mujeres, aunque esto puede ser debido a que las mujeres tienen más esperanza de vida.
  9. Educación; a mayor nivel educativo y actividad intelectual menos riesgo de padecer la enfermedad.
  10. Dieta; el colesterol, el azúcar y las grasa favorecen al desarrollo de la EA, al igual que el taba

SINTOMAS

La enfermedad se manifiesta de forma sutil, siendo los familiares y compañeros de trabajo los que observan un aumento de conductas extrañas, cambios bruscos de humor, olvidos, apatía… varios síntomas que incluso pueden parecer una depresión. El enfermo puede apreciar que le pasa “algo” y y tiene tendencia a disimular o a minimizar sus síntomas, lo cuál puede retrasar el momento de consulta al médico y el posterior diagnóstico.

La EA afecta a cada persona de diferente manera. Su impacto depende, en gran parte, de cómo era la persona antes de la enfermedad, su personalidad, condición física o estilo de vida.

No todas las personas con EA mostrarán todos estos síntomas, ya que varían de un individuo a otro.

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La Enfermedad de Alzheimer se manifiesta con:

1. Disminución de la memoria reciente que afecta el desempeño en el trabajo. Es normal olvidar temporalmente un número de teléfono, pagar una cuenta o el nombre de un compañero de trabajo; si estos olvidos son lo suficientemente frecuentes y definitivos (no se logra recuperar la información perdida) como para interferir con el trabajo diario (dentro o fuera de casa) y , además, la persona es muy reiterativa en solicitar la misma información, es recomendable acudir al médico para una valoración más detallada.

2. Dificultades en el desempeño de tareas habituales. La distracción y la falta de concentración con frecuencia hacen que las personas olviden cosas, como dejar un pastel en el horno, preparar la comida o alguna otra tarea familiar; si esta tarea es olvidada, ya sea porque no la ha realizado o ha olvidado que la ha realizado, la persona debe acudir al médico para una valoración más detallada.

3. Problemas del lenguaje. Tener dificultades en encontrar una palabra (“la palabra exacta”), pero conservando la estructura de la oración, es algo que ocasionalmente le pasa a todas las personas; si esto es más frecuente de lo habitual, o si la palabra es sustituida inadecuadamente, junto a la pérdida de la estructura de la oración haciéndola incomprensible, la persona debe acudir al médico para una valoración más detallada.

4. Desorientación en tiempo y lugar. Perderse en un lugar conocido o no saber el día de la semana es algo que puede suceder ocasionalmente, especialmente cuando se está muy distraído (en estos casos la persona suele buscar puntos de referencia o preguntar rápidamente a alguien sobre su situación); no obstante, si ocurre que la persona se pierde en su propia calle, no sabe dónde está, cómo llegó allí o cómo puede regresar a su casa (quedándose perplejo si saber que hacer), deberá acudir al médico para una valoración más detallada.

5. Pobre o disminuida capacidad de juicio. Alteración frecuente de la capacidad del juicio y de discernir fácilmente entre lo correcto y lo incorrecto. Ocasionalmente puede suceder que una persona este realizando una actividad tan intensamente y tan concentrada que olvide temporalmente, por ejemplo, que su hijos pequeños o nietos (que están a su cuidado) se están bañando. Si la persona además de olvidar esta actividad que están realizando los niños, olvida que están a su cuidado y se marcha del lugar, la persona debe acudir al médico.

6. Problemas con el pensamiento abstracto. Cualquier tipo de actividad de la vida diaria que involucre directa o indirectamente operaciones matemáticas, por ejemplo, manejar la chequera o realizar un balance de las cuentas domiciliarias, puede ocasionalmente generar errores de cálculo o manejo, si bien estos suelen ser descubiertos más tarde o más temprano. Si esto sucede asociado a la pérdida del significado de los números, de las operaciones o del sentido de realizar el manejo, la persona debe acudir al médico para una valoración más detallada.

7. Extraviar las cosas. Que se extravíen “cosas” es algo tan normal como encontrarlas; la persona generalmente reconstruye los hechos hasta lograr encontrar las cosas, o bien, puede dejarlo para más tarde. Si las “cosas” extraviadas son encontradas en lugares inapropiados (p.ej., las llaves del coche en el congelador, los zapatos en el tarro de las galletas) o la persona no logra recordar los hechos, el lugar donde las guardó o el haberlas guardado, deberá acudir al médico para una valoración más detallada.

8. Cambios en el estado de ánimo o en el comportamiento. Los cambios de humor (entre tristeza y alegría) suelen ser normales mientras estos no sean muy intensos ni duraderos ni afecten el funcionamiento diario de las personas (“todos tenemos días buenos y días malos”). Si estos cambios son bruscos, sin razón aparente y afectan el funcionamiento diario, la persona debe acudir al médico para una valoración más detallada.

9. Cambios en la personalidad. La personalidad es algo que permanece más o menos constante a lo largo de los años, cambiando solo en las edades transicionales y afianzando los rasgos de la misma. Si los cambios en la persona son drásticos y persistentes (se torna suspicaz, agresivo, temeroso, desconfiado), es decir, como si se estuviera convirtiendo en “otra persona”, deberá acudirse al médico para una valoración más detallada. Se siente limitado e inseguro. Retraimiento.

10. Disminución de la iniciativa. Puede acompañarse con una depresión o con síntomas depresivos y falta de motivación. Es normal aburrirse o cansarse de las actividades de la vida diaria (trabajo, negocios, obligaciones sociales, etc.), no obstante, esto suele ser pasajero y la persona recupera su iniciativa. La persona se vuelve progresivamente más pasiva, incluso abandonando sus actividades lúdicas, y necesitan de la guía y el empuje de otros constantemente.

CIFRAS

 En nuestro país el número de enfermos asciende a una velocidad prácticamente de epidemia, habiéndose duplicado la cifra de pacientes en los últimos siete años, quizás debido a que ahora se diagnostica de una forma precisa y antes la EA pasaba por una simple demencia. En España hay alrededor de 700.000 enfermos de Alzheimer y se cree que entorno al año 2025 pueden ser 1.200.000 los afectados. La enfermedad de Alzheimerimplica a muchas más personas además del enfermo, a los cuidadores, aproximadamente 2.500.000 de personas conviven diariamente con la enfermedad, tenemos que prestar mucha atención a los cuidadores y familiares de los enfermos de Alzheimer ya que son ellos los sufridores indirectos de la enfermedad y ésta repercute tanto en los cuidados al enfermo como en el deterioro de la vida personal del cuidador. La presencia de la enfermedad de Alzheimer aumenta claramente en relación con la edad cronológica, llegando afectar al 15% de las personas mayores de 65 años e incluso al 50% mayores de 90. Del conjunto de los enfermos con demencias el tipo Alzheimer es el más común siendo el 65% de la población demente. El 10% de los enfermos de Alzheimer tiene menos de 55 años. Debido al gran impacto social, sanitario y económico la EA debe ser una prioridad en la investigación y la cobertura sociosanitaria.

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico o confirmación real de Enfermedad de Alzheimer no puede realizarse más que mediante un estudio microscópico muy completo del tejido cerebral. Por tanto, las técnicas objetivas eficaces al cien por cien seria una biopsia del tejido cerebral o una necropsia (fallecido el paciente), es decir, el examen histiológico de las células cerebrales. Esto explica que el diagnóstico de la enfermedad sea frecuentemente un diagnóstico de exclusión o con evidencias objetivas en fases muy avanzadas de la enfermedad, lo cuál no seria de mucha ayuda. Los síntomas objetivos que describen el trastorno los hemos mencionado anteriormente.

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Las pautas o criterios de diagnóstico según las clasificaciones internacionales y nacionales (DSM-IV y CIE-10) incluyen la presencia de los siguientes síntomas:

  • Presencia de un cuadro demencial.
  • Comienzo insidioso y deterioro lento.
  • Ausencia de datos clínicos o exploraciones que sugieran que el trastorno mental pudiera ser debido a otra enfermedad u otro tipo de demencia.
  • Ausencia de un inicio súbito o de signos neurológicos focales.Otra clasificación diagnóstica que se establece una vez decidido el diagnóstico de Alzheimer es el tipo de EA, ya que se puede clasificar en distintos tipos, según hagamos referencia a distintos aspectos, así:Según la edad de inicio, la EA puede ser:
  • Presenil o temprana de inicio precoz, generalmente con clara relación familiar. Comienza antes de los 65 años, es de curso más rápido y constituyen el 10% de los casos.
  • Senil o tardía, de inicio tardío, aparece después de los 65 años, en su mayor parte es esporádica y de curso lento. Este tipo representa más del 90 % de los casos.Existen varias pruebas complementarias que evidencian características específicas para diagnosticar Alzheimer como son:
  • Análisis completo de sangre y orina.
  • Punción lumbar (sólo en caso de infección o persona menor de 55 años).
  • Electrocardiograma y radiología del tórax.
  • TAC (Tomografía computerizada, radiografía); con esta prueba se puede ver atrofia cortical severa simétrica y dilatación ventricular global(principalmente IIIvent.).
  • RM (Resonancia magnética); se observan además de los anteriores hiperactividad de los ventrículos y atrofia del cuerpo calloso.
  • PET y SPTEC (Radiografías por emisión de positrones y monofotónica respectivame

EVOLUCIÓN

 La enfermedad se manifiesta de forma lenta y progresiva. Los primeros síntomas van asociados a una disminución de la memoria reciente o inmediata, olvidos frecuentes y cambios de humor o de conductas y hábitos. El interés por el ocio, el lenguaje, los movimientos, el pensamiento y el reconocimiento de personas u objetos, se hacen cada vez más acusados.

La duración de la evolución de la enfermedad de Alzheimer es variable pudiendo abarcar entre 2 y 10 años (se han descrito casos de incluso 12 años de duración, las expectativas de vida disminuyen cuando al enfermedad aparece pronto ante de los 65 años).

La evolución de la EA se puede agrupar en tres etapas de desarrollo: etapa temprana, etapa intermedia y etapa tardía. Esta división por etapas sirve como guía para entender el progreso de la enfermedad, para ayudar a los cuidadores a estar alerta a problemas potenciales y permitir planificar las tareas futuras. Cada persona seguramente vivirá el progreso de la enfermedad de una manera distinta.

TRATAMIENTO

  Los tratamientos para hacer frente a la enfermedad de Alzheimer se basan en tres contextos distintos:

1. Tratamientos Farmacológicos, para aliviar síntomas y frenar el deterioro.

2. Tratamientos Paliativos, para aumentar la calidad de vida y asistencial del paciente sobre todo en las últimas fases de la enfermedad. Como son las ayudas a la hora de cuidar.

3. Psicoestimulación, es de suma importancia en la primera y segunda fase, para no perder capacidades, aprender a recuperar los déficits, para aceptar y aprender a vivir con la enfermedad, para mejorar las capacidades funcionales perdidas, para mitigar síntomas depresivos y trastornos de conducta, rehabilitación cognitiva…es aquí donde los familiares y las asociaciones juegan un papel predominante. Por ejemplo los juegos, los paseos, la musicoterápia, las terapias de grupo multiestratégicas con estimulación sensorial y motivación…

Los nuevos tratamientos con medicamentos han elevado el perfil de la demencia, particularmente el de la EA.

En los últimos años, se aumentó el número de sustancias desarrolladas o reconsideradas para su administración a las personas con EA, y por el momento existe todo un elenco de fármacos eficaces para frenar el avance de la enfermedad en las fases leves y moderadas. La actual corriente de tratamientos, ofrece alivio sintomático de los efectos de la enfermedad y de las enfermedades secundarias a la EA, como es el caso de la depresión, la ansiedad, el insomnio…

Actualmente hay tres sustancias autorizadas en muchos países (donepezilo, rivastigmina y galantamina). Futuros compuestos podrán retardar el progreso de la enfermedad. La investigación continúa identificando tratamientos que pueden demorar la aparición de la enfermedad y los medicamentos que pueden aliviar la patología subyacente. Estas nuevas investigaciones corresponden a la Memantina, con la que ha experimentado un equipo de la Univ. de NY, y ha concluido su efectividad en pacientes que se encuentren en la fase moderada o grave, retardando y frenando el deterioro cognitivo y aumentando capacidades ya perdidas.

En los últimos años se ha avanzado mucho en el tratamiento del Alzheimer y junto con las terapias psicoeducativas y los nuevos fármacos podremos conseguir superar esta terrible enfermedad.

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